El otro día quisimos probar algo un tanto diferente, y nos decidimos por ir al restaurante Carlota Akaneya. Abrió en agosto de 2011 en el barrio del Raval de Barcelona, y disponen también de locales en Madrid y París. Desde 2020 es el primer y único restaurante de Barcelona en servir auténtica carne de Kobe y Crown Melon, el melón más caro del mundo. Tienen dos menús a escoger, que van cambiando por temporada. El menú Akaneya, que cuesta 79,90€, y el menú Fukuroi, por 119,90€. Nosotros nos decidimos por el menú Akaneya. La experiencia fue realmente gratificante.
La bienvenida fue cálida y personalizada; no es algo que uno note siempre, pero ahí estaba: esa sensación de ser recibido con cuidado y atención desde el primer instante. Te explican un poco cómo funciona el servicio, te dan toallitas para limpiar las manos y te acompañan a la mesa que has reservado previamente. El local dispone de unas diez mesas, y se llenaron todas.
El ambiente del restaurante contribuye a que todo se sienta íntimo y sereno. Las luces, tenues, crean una atmósfera tranquila, perfecta para disfrutar de la compañía y, sobre todo, de los sabores que estaban por llegar. No hay distracciones, solo el murmullo de las conversaciones y la promesa de una experiencia gastronómica distinta. Ideal para quienes buscan una velada distinta, íntima y con un alto nivel culinario.
El menú degustación es un auténtico recorrido sensorial. Cada plato se presenta como una delicadeza que combina técnica, producto y una narrativa clara en torno a la cocina japonesa. Se percibe la búsqueda de equilibrio entre texturas, aromas y matices, con un ritmo que invita a disfrutar sin prisas. Todo estaba buenísimo. Nos gustaron especialmente las gyozas de carne de Kobe, los fideos yakisoba. Y todas las carnes que te hacías tu mismo en las brasas con carbón vegetal que hay en la misma mesa, y que te ponen (y retiran) con un cuidado ritual.
Salimos de Carlota Akaneya con la sensación de haber vivido algo más que una comida: fue un momento de disfrute completo, un recorrido gastronómico que vale la pena experimentar. Sin duda, un lugar al que quisiera volver para repetir esta experiencia única.
Aquí tienes una traducción al inglés cortesía de ChatGPT:
The other day we wanted to try something a little different, so we decided to visit Carlota Akaneya. It opened in August 2011 in the Raval district of Barcelona, and they also have locations in Madrid and Paris. Since 2020, it has been the first and only restaurant in Barcelona to serve authentic Kobe beef and Crown Melon, the most expensive melon in the world. They offer two seasonal tasting menus: the Akaneya Menu (79.90€) and the Fukuroi Menu (119.90€). We chose the Akaneya Menu, and the experience was truly rewarding.
The welcome was warm and personalized — something you don’t always notice, but it was there: that feeling of being received with care and attention from the very first moment. They briefly explain how the service works, offer refreshing towels to clean your hands, and guide you to the table you’ve reserved. The restaurant has about ten tables, and by the time we arrived, they were all full.
The atmosphere adds to the sense of intimacy and calm. The soft lighting creates a serene setting, perfect for enjoying good company and, of course, the flavors to come. There are no distractions — just the gentle murmur of conversations and the promise of a distinctive gastronomic experience. It’s ideal for those seeking an intimate evening with a high culinary level.
The tasting menu is a true sensory journey. Each dish is presented as a delicacy that combines technique, product, and a clear narrative around Japanese cuisine. You can feel the balance between textures, aromas, and flavors, with a rhythm that invites you to enjoy everything slowly.
Everything was delicious. We especially loved the Kobe beef gyozas, the yakisoba noodles, and of course, the grilled meats, which you cook yourself over the charcoal grill built into the table. The staff handles everything with great care, adding and removing the grill with a kind of ritual precision.
We left Carlota Akaneya feeling that we had experienced something beyond just a meal — it was a moment of complete enjoyment, a gastronomic journey well worth experiencing. Without a doubt, it’s a place I’d love to return to and relive this unique experience.